19 de febrero de 2010

La Trama V. El accidente.

Un susurro arrancó de los labios de Laura las primeras palabras que decía después del suceso acontecido en aquella lúgubre tarde.
- Me duele el cuello.
Los que llegaron a escucharla no la atendieron. Ninguno la miró, no le preguntaron a qué podía deberse, no le recomendaron que se tomara tal o cual cosa para poder sofocar el dolor. Todos los allí presentes estaban esperando la ayuda de unas ambulancias de las que aun no se tenía noticia alguna.
Laura abrió los ojos y encontró lo que para ella fue desde entonces la viva imagen del infierno. Por el suelo se esparcían decenas de cuerpos quemados. Algunos se movían con dificultad, otros no. El fuego se alzaba sobre sus cabezas con un ave rapaz en busca de una nueva presa. Había coches alrededor de lo que ella identificó como el accidente de las que provenían voces inaudibles y gritos desesperados.
No podía identificar a nadie que pudiera ayudarla. El humo a penas la dejaba respirar, los sonidos se solapaban unos con otros y las imágenes aparecían borrosas en sus retinas. Sólo existía el gris como color. Trató de moverse pero descubrió que estaba atrapada por un amasijo de chatarra que pudo identificar como los asientos donde posiblemente estuvo sentada. De repente sintió claustrofobia y trató de gritar, pero sus pulmones solo podían toser sometidos por el humo circundante. Aun así siguió intentando hacerse notar mediante la voz, pero ésta, inaudible, era engullida por el caos, y su conciencia se difuminaba a medida que la traición de sus párpados a sus instintos se iba consumando.
El miedo y el cansancio terminaron invadiendo su ser. Cayó inconsciente antes de que pudiera percibir que una sombra se acercaba decididamente hacia ella.


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